Barreda, el “Santo Patrono de los Varones Oprimidos por el Matrimonio”

Un insólito y sorpresivo hecho da que hablar en internet. Se trata del culto que le rinde un grupo de personas a Ricardo Barreda, el odontólogo que en 1992 asesinó a su familia y que ahora, tras haber sido condenado a prisión perpetua en 1995, obtuvo el beneficio de la libertad condicional. En un sitio web se muestra a Berrada como el “Santo Patrono de los Varones Oprimidos por el Matrimonio”. Con la denominación de “San Barreda”, el odontólogo tiene hasta su propia estampita, en la que se puede leer: “Pórtenla los casados para que los proteja, y los solteros para que no los deje caer en la tentación”.
Los atributos de la imagen de "San Barreda" son una pinza y una escopeta, como corresponde. Además tiene una oración que, aunque coloquial, prentende ser una sentida súplica del macho argentino doblegado por los embates de la vida conyugal. Desde "San Barreda, mi profeta, desmagnetiza esa tarjeta", hasta "San Barreda, San Barreda, que el Demonio retroceda" en caso de que se acerque la suegra al hogar familiar.
Tras quedar en libertad condicional, Barreda se mudó a vivir con su nueva pareja, Berta, en un departamento de Belgrano. Pero también cuenta con la compañía de una legión de seguidores vía web que hasta le dedicaron una fan page de Facebook, además de otros Blogs. Lea a continuación algunas de las invocaciones al Santo Patrono de los Varones Oprimidos por el Matrimonio:
Si llegamos a casa pasadas las tres de la madrugada en un estado cuestionable y vemos dentro luces encendidas: sería prudente, antes de ingresar, recitar apretando fuerte la estampa: “San Barreda, San Barreda, que no joda ni me agreda”. Como todos sabemos, la principal causa de muerte entre los hombres casados es la “hinchazón testicular”. Por eso, cuando un domingo por la tarde intentamos ver el partido y nuestra mujer nos ronda cual mosca veraniega lanzando frases como “la lamparita del pasillo no se cambia sola”, podemos salvar nuestra vida si, frotando la estampa del Santo en la zona del bajo vientre, invocamos: “San Barreda, yo te froto, que me resista el escroto”. Si acaba de llamar la “progenitora de nuestra esposa” diciendo que viene hacia nuestro hogar, podemos rechazarla con: “San Barreda, San Barreda, que el Demonio retroceda”. Si ya se encuentra aquí y no se marcha, indicio de que la visita puede durar varios días: “San Barreda, San Barreda, hoy la vieja no se queda”.