David Gilmour tocó por primera vez en la Argentina

El pasado viernes por la noche, en el Hipódromo de San Isidro de Buenos aires, se presentó por primera vez en la Argentina David Gilmour, el ex guitarrista de Pink Floyd que llegó al país en el marco de su gira por Sudamérica para presentar su último álbum, Rattle that lock.El show comenzó pasadas las 21:30, cuando empezaba a sentirse la ansiedad de las más de 65 mil personas que se acercaron a ver a una de las leyendas vivas de la guitarra. La presentación inició de la misma manera que el disco, con 5 AM, Rattle that lock y Faces of stone, luego vino el clásico de Floyd Wish you were here, una bomba emocional con la noche recién empezando.Algunas personas se quejaron de que el volumen no era suficiente, esto se debía a que los teclados y otros instrumentos estaban un poco por debajo de la guitarra y la voz de Gilmour, que cuando entraban lo hacían como un estruendo, preciso y contundente, pero lejos de perjudicar el espectáculo, esto obligaba a la multitud a hacer un silencio abrumador para escuchar cada detalle de las composiciones, tal asi que en un momento muy intimista del show, con Gilmour sentado con su lap Steel Guitar, irrumpió el sonido de las turbinas de un avión que descendía hacia aeroparque.Los vuelos siguieron bajando durante toda la noche pero sin afectar el recital, si en el show de Roger Waters un avión vuela por sobre el público para estrellarse con una explosión en el escenario, acá los aviones eran de verdad y pasaban volando tranquilamente a varios pies de altura entre las canciones, que integraron una lista que intercalaba los clásicos de Pink Floyd con las nuevas de Rattle that lock, todas estas rematadas con solos de guitarra vertiginosos y potentes, David Gilmour es uno de los mejores guitarristas del mundo, y aunque en las pantallas sus manos muestren las arrugas del paso de los años, la ejecución es la de una leyenda vigente del rock mundial.Pero más allá de esto, Gilmour mantiene una humildad admirable, ante la primera gran ovación parece ponerse tímido, camina hacia atrás y sonríe, agradece en español con un “Muchas gracias” y “Buenas noches” (las dos frases que parece haber aprendido para la ocasión) “Ustedes son muy amables” dice y asegura que “es bueno estar tocando en este bonito hipódromo” comenta tal vez con ironía para luego presentar “una linda vieja canción”, se trata de Money, una de las tantas críticas de Floyd al consumismo y la aristocracia capitalista.Luego de Money, que originó uno de los pocos “pogos” de la noche, se escuchó la emotiva Us and them otra de las canciones que integran el clásico álbum, Dark side of the moon. Se sucedió In any tongue, también del último disco. El cierre de la primera parte fue con High Hopes canción del último álbum de Pink Floyd editado a mediados de los 90, allí se escuchó desde el público un “dibuje maestro” cuando se venía el solo.Después de un extenso intervalo de casi media hora, se vino la mejor parte del espectáculo, donde se sucedieron los grandes temas de Pink Floyd. Primero fue Astronomy Domine, un clásico del año 1967 compuesto por Syd Barret en los albores psicodélicos de Floyd. Siguió Shine on you crazy diamond en una versión sublime y muy celebrada, y Fat old sun otro tema de los 60 coronado con un solo soberbio. Coming back to life regresó el clima hacia la emotividad. Luego Gilmour presentó a sus músicos Jon Carin en teclados y Guy Pratt al bajo, dos integrantes del Pink Floyd post Waters, el reconocido productor Phil Manzanera en guitarra, además de Lucita Jules y Bryan Chambers (coros), Steven Distanislao (baterista), , Kevin Mcalea (teclados), y el brasilero Joao Mello (vientos), para luego tocar The girl in the yellow dress, la composición más lograda de Rattle that lock, y Today.Sorrow y Run like hell coronaron el falso final, antes de los bises con Time y Breathe, enlazadas en una versión similar a la interpretada en la reunión de Pink Floyd en el Live 8, y el esperado cierre con Comfortably Numb. Eran las 00:30 de la noche, y un avión descendía en horario sobre el cielo de Buenos Aires, mientras Gilmour se despide del público argentino con su habitual "thank you very much indeed".Ver a Pink FloydEl recital de David Gilmour despertó un gran universo de sensaciones entre la gente que pudo verlo. Adolescentes, jóvenes y mucha gente mayor a 40, 50 y hasta 60 años, familias enteras llegaron hasta San Isidro a ver algo que hasta hace un tiempo parecía impensado. Generaciones enteras crecieron con los discos de Pink Floyd, un cassette de Atom heart mother, la posibilidad de ver la película The Wall, prohibida durante la dictadura, con el regreso de la democracia. Las canciones de Floyd interpretadas por Gilmour suenan como sonaban en los long plays o en You Tube, la banda es precisa en cada acorde, los solos son tan contundentes como parecían en los dvds, lo único diferente es la voz de él, a veces cansada, que no llega en algunos temas, pero no suena mal, eso hace que todo se escuche más real, él está aquí y es un ser humano. La gran pantalla circular es suficiente para despertar nostalgias y hacer sentir a la gente en un verdadero show de Floyd, se destacan algunos juegos de luces, como en Astronomy Domine, o los lásers en Run Like Hell y Confortably Numb que terminan dando un marco espectacular y épico.El recuerdo de Roger WatersAntes de ingresar al predio, los que más se veía eran las remeras de “Roger Waters: The Wall”, el espectáculo que años antes rompió todos los récord con nueve presentaciones en el estadio Monumental de River, una gran porcentaje del público de Gilmour estuvo presente en alguna noche de Waters, por lo que las comparaciones resultaron inevitables. Lo de Waters es un espectáculo completo, con un despliegue único en el mundo, por David Gilmour propone un recital de rock, con un Pink Floyd “minimalista”, lejos de las grandes luces, las explosiones, las pantallas impresionantes, mientras waters baila por todo el escenario y hasta dispara una ametralladora, Glimour se mantiene en el centro y deja que su música sea protagonista, cada integrante de la banda lució anteojos negros en Run like hell en el momento más “performático” del show.Tags
Música Recitales