La máquina de matar hormigas no engaña al coronavirus

Por El Diario 24 — 9 de abril de 2020 en Argentina
La máquina de matar hormigas no engaña al coronavirus

El coronavirus, como supongo que lo hace con muchos periodistas encerrados en su casa, obliga a escribir de memoria, crónicas que pueden dejar alguna enseñanza. Historias que despierten una sonrisa y haga que los lectores queden con una moraleja. Aquí intentamos una. Como la historia del hombre que decía haber inventado una máquina maravillosa para matar hormigas. Usted dirá que es una tontería, pero era la década del 30 y los bichos en general eran un grave problema, sobre todo de los que tenían plantas como naranjos, rosales. Había métodos caseros, como echar agua hirviendo en los hormigueros, con lo que morían unas cuantas, pero quedaban vivas muchísimas, que se seguían reproduciendo. En eso, apareció el aviso en un diario, que prometía enviar una sencilla máquina para matar hormigas. Era contrarrembolso, es decir llegaba el envío, usted le pagaba al cartero el producto y luego el Correo le mandaba la plata al fabricante.

Unos cuantos cayeron. Escribieron a la casilla de correo que figuraba en el aviso pidiendo el aparato. Como a las dos semanas recibían un paquete que, sospechosamente no era tan grande ni tan pesado como habían supuesto. Al abrirlo encontraban dos pedazos de madera, el “A” y el “B”, más una nota con precisas instrucciones:“1) Tome una hormiga, 2) colóquela en la madera “A”, 3) con la otra mano tome la madera “B”, 4) aplaste la hormiga entra las dos, 5) continúe así hasta terminar con todo el hormiguero, 6) ¡mucha suerte!” El pobre tipo trampeado no denunciaba el cuento del tío ni daba a conocer lo que le había sucedido, imagínese la vergüenza. Nunca se supo cuántos cayeron en la estafa ni cuánto dinero ganó el timador. Lo seguro es que hubiera seguido de no haberse popularizado, en la década del 40, el uso del dicloro difenil tricloroetano, más conocido como DDT, que terminó no solamente con las hormigas sino también con otras plagas como la langosta. Actualmente está prohibido por ser peligroso para la vida humana, pero es otra historia.

Bueno, a qué viene todo esto, preguntará usted. A que todos los días aparecen en los diarios, en la tele, en la radio, noticias que dicen que se halló un remedio contra el coronavirus. Que el antiparasitario que se usa para los piojos, que la hidro-no-sé-cuanto, que esto, que esto otro, que lo de más allá. Si bien los científicos hacen avances en su búsqueda de una cura definitiva de este mal, al parecer hasta ahora no están dando en el clavo. No haga caso cuando lea u oiga por ahí que está todo solucionado: eso podría llevarlo a salir del aislamiento anticipadamente o a ilusionarlocon espejitos y chucherías de colores. Pierda cuidado, cuando salga un remedio, una vacuna, un tratamiento que sea eficaz, lo vamos a saber de seguro. Por ahora lo único que resta es seguir quedándose en casa. Ya sabemos que está perdiendo plata, clientes, su negocio. No es consuelo, pero no es solamente usted, todos enfrentamos el mismo problema. Igual no salga a la calle. Hágalo por usted si no lo hace por nosotros. Piense en sus hijos. Todo va a ir bien. Ya va a ver. ©Juan Manuel Aragón                    Leer más notas de Juan Manuel AragónTags

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