Etimología de palabras que empobrecen el idioma

Hay etimologías curiosas que, una vez que se agregan al lenguaje, en vez de enriquecerlo, lo empobrecen. En la Argentina no boleamos los zapatos como los mejicanos, aquí los lustramos y les ponemos pomada. Parece que en los tiempos de antes no había pomada, sólo unas bolas de betún que se pasaban por el calzado para luego sacarle brillo con un cepillo o con trapos. Los militares españoles usaban botas de cuero, de caña alta, en algunos casos llegaban más arriba de las rodillas. Cuando el regimiento debía recibir una visita importante, se les avisaba a los soldados para que planchen el traje, saquen brillo a los botones, acomoden las correas y lustren sus botas, dándoles con las bolas de betún. Todo un trabajo.
Pero si el visitante no era importante, no le daban bola a sus botas. De ahí pasó al lenguaje de todos los días y “dar bola” significaba dar importancia, tener en cuenta. Cuando los tiempos se volvieron guarangos, el “boludo” y el “pelotudo” llegaron a la televisión y la radio. El boludo y el pelotudo terminaron con un sinfín de palabras que antiguamente se usaban para agraviar al prójimo. Aquí van en orden alfabético, para que busque su injuria predilecta.
Abanto, abrazafarolas, adufe, alcornoque, alfeñique, andurriasmo, arrastracueros, artabán, atarre, baboso, barrabás, barriobajero, bebecharcos, bellaco, belloto, berzotas, besugo, bobalicón, bocabuzón, bocachancla, bocallanta, boquimuelle, borrico, botarate, brasas, cabestro, cabezaalberca, cabezabuque, cachivache, cafre, cagalindes, cagarruta, calambuco, calamidad, caldúo, calientahielos, calzamonas, calzonudo, cansalmas, cantamañanas, capullo, caracaballo, caracartón, caraculo, caraflema, carajaula, carajote, carapapa, carapijo, cazurro, cebollino, cenizo, cenutrio, ceporro, cernícalo, charrán, chiquilicuatre, chirimbaina, chupacables, chupasangre, chupóptero, cierrabares, cipote, comebolsas, comechapas, comeflores, comestacas, cretino, cuerpoescombro, culopollo. Sigamos: descerebrado, desgarracalzas, dondiego, donnadie, echacantos, ejarramantas, energúmeno, esbaratabailes, escolimoso, escornacabras, estulto, estúpido, fanfosquero, fantoche, fariseo, filimincias, foligoso, fulastre, ganapán, ganapio, gandul, gañán, gaznápiro, gilipuertas, giraesquinas, gorrino, gorrumino, guitarro, gurriato, habahelá, hereje, huelegateras, huevón, imbécil, lamecharcos, lameculos, lameplatos, lechuguino, lerdo, letrín, lloramigas, longanizas, lumbreras, maganto, majadero, malasangre, malasombra, malparido, mameluco, mamporrero, manegueta, mangarrán, mangurrián, mastuerzo, matacandiles, meapilas, melón, mendrugo, mentecato, mequetrefe, merluzo, metemuertos, metijaco, mindundi, morlaco, morroestufa, muerdesartenes. Hay más: orate, ovejo, pagafantas, palurdo, pamplinas, panarra, panoli, papafrita, papanatas, papirote, paquete, pardillo, parguela, pasmarote, pasmasuegras, pataliebre, patán, pavitonto, pazguato, pecholata, pedorro, peinabombillas, peinaovejas, pelagallos, pelagambas, pelagatos, pelatigres, pelazarzas, pelele, pelma, percebe, perrocostra, perroflauta, peterete, petimetre, picapleitos, pichabrava, pillavispas, piltrafa, pinchaúvas, pintamonas, piojoso, pitañoso, pitofloro, plomo, pocasluces, pollopera, quitahipos, rastrapajo, rebañasandías, revientabaules, ríeleches, robaperas, sabandija, sacamuelas, sanguijuela, sinentraero, sinsustancia, sonajas, sonso, soplagaitas, soplaguindas, sorete, sosco. Un respiro y seguimos: tagarote, tarado, tarugo, tarúpido, tiralevitas, tocapelotas, tocho, tolai, tontaco, tontucio, tordo, tragaldabas, trompeta, tuercebotas, tunante, zamacuco, zambombo, zampabollos, zamugo, zángano, zarrapastroso, zascandil, zopenco, zoquete, zote, zullenco y zurcefrenillos. Si le ocurren otros, agréguelos a la lista así vamos desterrando al boludo. ©Juan Manuel Aragón Leer más notas de Juan Manuel AragónTags
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