Cómo reaccionar ante la impuntualidad de los demás

Por El Diario 24 — 4 de marzo de 2022 en Argentina
Cómo reaccionar ante la impuntualidad de los demás

Hay un asunto que molesta mucho más que la impuntualidad: es la suposición de que, como no vamos a llegar a la hora señalada, se nos debe citar media hora antes. Sería algo así como una “sobrepuntualidad”, pero a la fuerza. En la Argentina, en general mucha gente es impuntual, cree que llegar media hora tarde es estar a tiempo. Quizás una mayoría piensa de esa manera, por eso, cuando se desea que la gente llegue a una determinada hora, mienten que lo organizado comenzará antes y creen, de esa forma, asegurarse que llegarán a horario.

El drama es que la tercera vez muchos llegan una hora después de lo acordado, pues se han percatado que, de todas maneras, el horario es una vaga referencia temporal, como decir: “Venite a casa mañana a la noche”, que es, desde que oscurece hasta el amanecer del día siguiente. Quien se presente mientras el sol está escondido, sabrá que no le erró a la hora. El drama es usted, amigo y yo. Que somos puntuales. Nos dicen una hora y calculamos nuestro tiempo al milímetro para llegar justo cuando nos dijeron. Ni diez minutos antes ni veinte después, porque cualquiera de las dos es una incomodidad para el prójimo.

Por eso molesta cuando dicen: “Pasá, todavía hay tiempo, esperemos que lleguen todos”. No papito, pasado el horario que me dijiste no quiero esperar a nadie, no te falté el respeto a vos ni a los demás invitados llegando justito, ¿por qué debo dejar que el resto me haga burla presentándose a la hora que se le canta el coto? De joven aguaitaba, total, calculaba que me sobraba la vida. Ahora que el tiempo para adelante es cortito, no espero a nadie. Hace como diez años me invitaron a un recital en Radio Nacional. A las 7 de la tarde, me dijeron, estuve a esa hora. No había llegado ni el loro. Dos minutos después estaba en la calle, sin saber qué hacer, porque había programado pasar una hora ahí. Ahora los calculo a los impuntuales: siempre tengo un plan “B”, cuando sé que no van a estar a tiempo. Llego, busco a algún organizador, le pregunto a qué hora empieza el asunto, casi siempre responde: “Dentro de un rato”. Le digo: “Pero aquí dice a las 9 y son las 9”. Me da una excusa que no oigo y le indico: “Amigo, me voy, sé que no les importa, pero ya tendrán noticias mías cuando les haga propaganda por las redes de internet, avisando que esta empresa es una de las peores porquerías que le sucedieron a la provincia”. O explico: “Dígale al laureado escritor que no lo abochornaré con mi presencia, pues él sabe de la íntima relación sexual que me unía a su madre, su abuela y su hermana”. Después me voy a tomar un helado, a dar vueltas del perro en la plaza o a mi casa a ver los Pitufos por la televisión. Cualquier cosa, con tal de no seguir aguantando a los impuntuales.