Cachipampa, Cantarranas, Matará nombres bonitos de Santiago del Estero

En Santiago del Estero había topónimos de nombres muy bonitos españoles o quichuas. El barrio del oeste, al que la Municipalidad le puso de nombre “Congreso”, se llamaba “Cantarranas”. A los grandes señores que gobernaban la ciudad les debe haber dado vergüenza tener un lugar con ese nombre tan hermoso. Debía su mote este sector de la ciudad, a que, como estaba en las afueras, había cortadas de ladrillos. Cuando llovía los pozos de los ladrilleros se llenaban de agua y el lugar se convertía en un auténtico y verdadero palco para oir cantar las ranas. Quizás le pusieron barrio Congreso para honrar la democracia, cuyas leyes se cuecen en aquel lugar de Buenos Aires, que alberga a diputados y senadores nacionales. Pero si les daban a elegir a los santiagueños, le hubieren seguido llamando de la forma tradicional, no tenga dudas.
Hacia el norte quedaba Cachi Pampa, que como todo el mundo sabe, en quichua significa pampa de sal. Ahí estuvo el antiguo aeródromo de la ciudad y durante muchos años dominó las alturas la torre de San Roque, templo católico de estilo mozárabe (o parecido), que albergó curas santos, que son los más divertidos y de los otros también. La razón fundante del gobierno de militares que soportamos del 76 al 83, decidió que no era un nombre apropiado para una ciudad gobernada por ellos y le cambiaron el nombre por el de Juan Bautista Alberdi, patrono laico de los abogados. En una de las orillas del barrio está el Palacio de (In) Justicia y quisieron quedar bien con las aves negras. Ese Alberdi era un gaucho pícaro que consiguió el título con una carta de recomendación y así se explica que el Colegio de Abogados no protestara por el cambio de denominación de todo el barrio.
Otro caso parecido fue el de Matará, que era como se llamaba un pueblo y una amplia región del naciente santiagueño, quizás desde antes de los españoles. Era cortito, fácil de aprender y sonaba bien. Pero el 30 de mayo de 1974, durante el gobierno de Carlos Arturo Juárez, se le cambió el nombre por uno largo, engorroso, burocrático y pasó a llamarse Brigadier General Juan Felipe Ibarra. En otros casos, la gente pone un nombre a los lugares y así quedan, ahí están el puente Carretero, el puente Nuevo, el bar El Barquito, el Camino de la Costa, el departamento Capital, la Terminal Vieja. Oiga, todos tienen otro nombre oficial, pero, por más que la burocracia los quiera llamar de otra manera, la gente se empeñó en seguir diciéndoles así y no hay con qué darle. Y está bien. Pero, si quiere conocer mejor Santiago del Estero, lo invitamos a que uno de estos días se dé una vueltita por aquí. Lo vamos a recibir muy bien, delo por seguro. Santiago no tiene riendas, pero sujeta.