El pacto de silencio del poder: una omertà a la argentina

Por El Diario 24 — 11 de diciembre de 2022 en Argentina
El pacto de silencio del poder: una omertà a la argentina

¿Qué  lleva a un grupo de dirigentes políticos a hacer algo que está mal y,  además, mostrarlo? O en todo caso, ¿qué lleva a hacer algo que está mal y  ni siquiera cuidarse de posibles filtraciones?Las expresiones en  latín subyugan a los abogados. “Modus operandi”, o “modo de obrar”,  alude a una manera especial de trabajar para alcanzar el fin propuesto.

A  esta altura está claro que el modo de obrar del núcleo más cercano a  Mauricio Macri consistió y consiste en mezclar una dosis de poder  político (si se ejerce desde el Poder Ejecutivo mejor), una dosis de  poderes fácticos (un grupo de medios, grandes empresarios o incluso un  club de fútbol), una dosis de agentes de inteligencia y una dosis de  funcionarios judiciales.Una lista que no pretende agotar  todo muestra el modus operand. Uno, la designación de dos jueces de la  Corte Suprema por decreto. Dos, el armado de la Causa Vialidad contra  CFK. Tres, la promiscuidad entre los jueces que tienen en mano asuntos  sobre la vicepresidenta y hacen fulbito en “Los abrojos”, la quinta de  Macri. Cuatro, el viaje a Bariloche de fiscales, jueces y directivos del  Grupo Clarín. Cinco, la reunión de espías, empresarios y políticos en  la que el ministro de Trabajo de María Eugenia Vidal, Marcelo Villegas,  soñó en voz alta con una Gestapo para pelear contra los gremios.

A  esa lista acaba de agregarse, como lo revela este diario, que también  el actual presidente del bloque PRO de diputados nacionales, Cristian  Ritondo, cuando era ministro de Seguridad de Vidal tenía su propio  Liverpool y su propia mesa. Y que lo integraban nada menos que dos de  sus funcionarios de confianza, Marcelo Rochetti y Vicente Ventura  Barreiro. Y que, para colmo, confraternizaba con ellos el fiscal  Sebastián Scalera. La exhibición de poder es indisimulable. Al  revés de lo que ocurre a nivel federal, donde las causas las impulsan  los jueces, en la provincia de Buenos Aires rige el sistema acusatorio,  basado en que son los fiscales y no los jueces el motor de la pesquisa.  El jefe de los fiscales con semejante poder de fuego es el procurador  bonaerense. Ese puesto lo ocupó desde 2004 a 2017 María del Carmen  Falbo, alineada con Eduardo Duhalde. Según declaró Falbo a la web  Infocielo, decidió presentar la renuncia “porque me sentía bastante presionada”, cosa que no había experimentado ni en la gestión de Felipe  Solá ni en las de Daniel Scioli en la gobernación. Dijo Falbo que Vidal  quería “conseguir el cargo, no había otra intención”. Y agregó: “La  persecución era grande y no pudieron probar nada no hicieron ninguna  causa, ni un juicio, porque no tenían cómo probar nada porque ningún  delito se había cometido”. El fin de la historia es que Falbo renunció y  que Vidal entonces pudo reemplazarla con uno de sus hombres de confianza, Julio Conte Grand. El procurador sigue en su puesto hasta hoy  porque es vitalicio, porque no renunció como Falbo y porque para  removerlo harían falta los dos tercios del Senado, una cámara donde el  oficialismo de Axel Kicillof y la oposición están empatados en 23 votos.  Y entonces vuelve la pregunta sobre el exhibicionismo o a falta de cuidado. En Italia o los Estados Unidos, la mafia basa su poder en la  omertà, una norma de silencio cuya violación se paga con la muerte.  ¿Será que en la Argentina el compromiso de lealtad se prueba dejando  rastros de la pertenencia a los grupos de poder?