Aiziczon habría chateado con su asesino minutos antes del crimen

En la segunda audiencia del juicio oral por el crimen de Pablo Aiziczon, ocurrido el 21 de marzo de 2011, las pruebas tecnológicas son fuertes contra Jorge Luis Borges (quien confesó el crimen en la etapa de instrucción) y Linda Vanesa Martínez (la supuesta encubridora). El chat que habían mantenido con la víctima unos minutos antes del homicidio y los registros de la llamada telefónica que intercambiaron, llevaron a ellos. Y fueron detenidos.
Aunque los asesinos habrían intentado por todos los medios tapar las pruebas, en la habitación del pasaje Bass al 4.400, donde habría muerto Aiziczon, fue pintado el suelo y se puso durlock en las paredes de madera de la prefabricada. El Suzuki Swift del profesor de tenis fue abandonado en el barrio Horco Molle, con el cadáver en el asiento trasero, envuelto con una media sombra y una colcha. Le habían prendido fuego, pero las llamas se apagaron antes de que consumiera todo el vehículo. En la segunda audiencia del juicio oral por el crimen de Aiziczon, ocurrido el 21 de marzo de 2011, declararon los policías que estuvieron a cargo de la investigación, los peritos, una vecina de los acusados y un joven que encontró el auto de Aiziczon, entre otros testigos. Sólo resta escuchar al médico que realizó la autopsia al cadáver del profesor de tenis. El día que lo mataron, a las 13.44, Aiziczon inició una conversación en el chat “Tucumanos” con el usuario “masajes relax descont Kary”, según reveló el comisario César Agüero, especialista en investigaciones informáticas que analizó la computadora que había utilizado la víctima. “Se obtuvo una conversación de un sistema de chat o conversación virtual. Había un ofrecimiento de masajes a cambio de un dinero, creo que $ 50”, declaró Agüero. Aiziczon había utilizado el nick “Nacho Greeny” durante la conversación. “Hola Kary cómo estás. ¿Dónde hacés los masajes? ¿Cuánto cuestan?”, preguntó en el chat el profesor de tenis. “Los hago en casa”, le respondió “Kary”, y le indicó que quedaba en avenida Belgrano al 4.400. Según la declaración que dieron los imputados durante la investigación, esa conversación fue sostenida por Borges, quien simuló ser una mujer para conseguir clientes para su pareja, quien estaba cerca de terminar un curso como masajista. Del chat se desprende que Aiziczon buscaba una sesión de masajes descontracturantes, y en ningún tramo de la conversación se habla de relaciones sexuales. Borges adujo, durante la declaración que dio en la fiscalía de Instrucción, que escuchó a su pareja resistirse ante un supuesto intento del profesor de tenis para que tuvieran sexo, y que reaccionó enfrentándolo y con un arma, la que disparó sin la intención de matarlo. Luego del crimen intentaron hacer desaparecer todas las pruebas posibles, según la pesquisa. El cuerpo de Aiziczon fue envuelto en una media sombra y una colcha de lana, que ataron con un hilo plástico blanco en la cabeza y los pies. El cadáver fue ubicado en el asiento trasero, y sobre él pusieron papeles de diario. Al dejar el vehículo en una calle del barrio Horco Molle, en Yerba Buena, le prendieron fuego. Cuando el auto fue hallado el miércoles 23 de marzo de 2011 a la mañana, tenía varias partes quemadas. Pero el fuego se había extinguido por la falta de oxígeno, ya que las personas que lo habían provocado cerraron las puertas y las ventanas, opinó el comisario Hugo Cabeza durante su declaración de ayer. En la vivienda, en tanto, además de pintar el suelo y colocar el durlock en las paredes para tapar las manchas de sangre, desarmaron el placard. Los dos sospechosos fueron detenidos cuando sacaban las maderas del ropero en un taxi. El mueble también tenía rastros de ADN de Aiziczon. La Policía también encontró en el fondo de la vivienda las pertenencias de Aiziczon, como su mochila y su ropa, que habían sido quemadas. El bioquímico forense Christian Jaroszewski contó que en el lavarropas y en una pileta de lavar habían quedado restos de sangre, según determinó el luminol. El tribunal, compuesto por Eduardo Romero Lascano, Juana Juárez y Pedro Roldán Vázquez, dispuso que el juicio siga hoy a primera hora. La acusación está a cargo del fiscal de Cámara Carlos Sale y la familia Aiziczon es representada por el defensor oficial César Picón. Los acusados, en tanto, son asistidos por las defensoras oficiales Rosa Ana María Nosetti (por Borges) y Marta Contreras Cuenca (Martínez.)